Estás lejos pero te siento tan cerca, pienso cada vez más y más en ti,
me animo pensando que contemplamos la misma luna, el mismo cielo... Pero me
desanimo cuando se que no estás contemplándolo junto a mí, agarrando mi mano,
sentada a mi lado. Miro el mapa, unos cuantos kilómetros. Pensar que no voy a
volver a verte me hace sentir mal, hace que mis húmedas lagrimas se resbalen
por mis mejillas y me tumbe en la cama sin parar de llorar. Pensar en todos los
momentos que has estado junto a mí y que ya no volverán, te echo tanto de
menos.
En ese momento, una lágrima recorrió velozmente mi cara y se
detuvo en mi barbilla, para titubear un momento antes de dejarse caer sobre el
papel. La gota se estrelló justo después de la última palabra que había
escrito, formando así un punto y final que cerraba aquella carta. Dejé descansar
la pluma en el escritorio, produciendo un sordo sonido al chocar contra la
madera. Doblé el papel escrito y lo envié al fondo del cajón, donde nunca más
pudiera leerlo. Esa era la única manera que tenía para desahogarme,
escribiendo. Expulsaba toda mi tristeza fuera para luego dedicar una
indiferente sonrisa en público.
Cuando pensaba en todo aquello que duele afrontar en la
melancolía de un sueño roto, sentía que la única solución era seguir viviendo
el ayer y no el hoy. Pero aquello había terminado. Solo el tiempo, con lo que
conlleva, certeza, puede curar las heridas de un corazón roto. Certeza de que
moriremos algún día, certeza de que las experiencias vuelan con el viento y hay
que aprender a volar con ellas siendo libre, certeza de que nada volverá al
pasado por mucho que nos empeñemos...
La muñeca estaba mejorando, ya me habían quitado la escayola
pero aún sentía una leve molestia. Eran las 4 de la mañana, ya iba siendo hora
de acostarse. Tras haber estudiado, me había puesto a escribir y se me había
pasado el tiempo volando. Apagué la luz del flexo del escritorio y me tumbé
boca arriba en la cama, mirando al techo. La tenue luz de la noche que entraba
por la ventana daba la suficiente iluminación a mi habitación para darle
contorno y formas a los objetos que allí se encontraban, pero todo se resumía
en sombras. Estuve un buen rato mirando fijamente al techo, sin pensar en nada.
Tenía esas típicas ganas de cerrar los ojos y que todo volviera a ser como
antes… Pero sabía que eso no era así. Cuando despertara al día siguiente todo
seguiría siendo igual.
Y así fue. Desperté al día siguiente y todo seguía
exactamente igual, nada había cambiado. A esas alturas, aún echaba de menos a
Lucy, pero ya había dejado de tener aquellas espantosas pesadillas. Nada más
abrir los ojos me incorporé en la cama.
Bien, otro día más en este absurdo lugar llamado mundo –pensé. No tenía ganas de nada. Mi vida era
tan monótona…
Después de prepararme fui hacia la universidad, sin haber
desayunado. Pensé que podría desayunar en la cafetería a segunda hora, pues no
tenía clase. En el intercambio de segunda hora, me dirigía hacia la cafetería y
por el camino encontré a Kevin, quien decidió acompañarme a tomar algo. Cogimos
asiento en una de aquellas mesas de forma circular y con un aspecto muy moderno
que le daba un cierto toque muy original, y comenzamos a charlar sobre nuestras
cosas. La camarera trajo un café y un croissant para mí, y un zumo para Kevin.
El café ardía. Lo intuí por las grandes nubes de vapor que
expulsaba hacia arriba, así que me decidí por devorar a grandes bocados aquel
croissant de un aspecto delicioso. Estaba hambriento.
-¿Tienes algo que hacer esta noche? –me preguntó Kevin.
-Pues la verdad es que no… -contesté terminando de engullir
un bocado de mi croissant.- Había pensado en prepararme el examen de Economía.
-¿Quién eres tú y que has hecho con mi amigo? –inquirió
soltando una risotada.- ¡Tío, aún quedan dos semanas para ese examen! Además,
es viernes y la noche es joven.
Kevin era el típico chico pasota, que estudiaba el día antes
de un examen para poder aprobar por los pelos y salir del paso. Yo en su
momento también fui así, pero ahora que disponía de tanto tiempo libre no tenía
nada mejor que hacer. Así que me había pasado los últimos meses de mi vida con
la nariz metida en los libros.
-Ya lo sé, pero para cuando llegue quiero ir sobrado –le
contesté.
-No digas tonterías anda, esta noche tú y yo nos vamos a
montar una buena juerga –exclamó emocionado.- Eric también vendrá.
-Es que no se tío… -expliqué poniendo alguna excusa.- No
tengo ánimos para ir de fiesta.
En parte, aquello era cierto. Desde que Lucy no estaba había
salido poco, por no decir nada. Aún la echaba de menos, aunque ese dolor poco a
poco iba sanando. Pero las heridas más profundas son las que más duelen y las
que más tardan en cicatrizar. Ya me encontraba mejor que hacía un mes y día a
día iba concienciándome más de que debía olvidarla.
-¿Sabes Charlie? –me dijo de pronto Kevin.- Realmente,
mentir no es una cualidad que se te dé muy bien… Vas a venir esta noche conmigo
y no hay más que hablar.
-¿Eso es una amenaza? –lo reté.
-Tómatelo más como un “te recojo a las diez” –me sonrío.- No
acepto un no por respuesta.
Kevin era uno de esos amigos en los que se podía confiar y
en fin… una de las mejores personas que había conocido en mi vida.
-Vale –le contesté devolviéndole la sonrisa.
-Bueno, he quedado con Angie antes de clase –me dijo
excusándose- Tengo que irme. ¡Nos vemos!
Kevin se bebió el zumo de naranja que tenía frente a él de
un solo trago y cogió su mochila para abandonar la cafetería e ir al encuentro
de su novia. Desapareció tras aquellas puertas de cristal en las que se podía
leer la palabra “cafetería” en letras mayúsculas. Yo me quedé allí sentado,
terminándome mi desayuno. El café aún estaba caliente, pero ya no ardía tanto.
Me lo bebí y terminé de comerme el croissant. Me acerqué a la barra para
pagarle a la camarera el desayuno y acto seguido me dirigí a la siguiente
clase. El resto de la mañana se hizo larga y tediosa, creí que nunca acabaría.
Hasta que el timbre sonó, anunciando el fin de las clases y me apresuré a casa.
Tenía mucho sueño y quería aprovechar para dormir un rato. Llegué a casa y estuve
un rato charlando con mi madre sobre la universidad y sobre todo en general.
Subí a mi habitación y me tumbé en la cama. A pesar de lo cansado que estaba y
del sueño que tenía no conseguí dormirme. Y esos son los momentos en los que
empiezas a darle vueltas en la cabeza a todo. Pensé en Lucy… ¿Qué estaría
haciendo en ese momento? ¿En qué estaría pensando? ¿Se acordaría de mí? ¿Me
habría sustituido ya por otro? Si no era así, no creía que fuese a tardar
mucho. Ese momento estaba cada vez más cerca y algún día llegaría.
Como no tenía nada que hacer, me puse de nuevo a estudiar.
Empecé el tema de Economía, tipos de empresa según su personalidad jurídica…
guay. Aquello iba a llevarme su tiempo. Apuntes, subrayador para destacar lo
más importante, repetir una y otra vez… Las horas pasaban sin percatarme de que
se estaba haciendo tarde. Cuando quise
darme cuenta ya eran las nueve. Kevin me había dicho que me recogería a las
diez, debía darme prisa. Me di una ducha fría. A pesar de que estábamos ya a
finales de Enero, tenía un calor impresionante. Salí de la ducha y me arreglé.
¿Vaqueros y camisa? Me decidí por otra ropa, algo más casual. Me puse los
vaqueros azules pero escogí una sudadera que aún estaba sin estrenar en mi
armario. Terminé de vestirme y bajé al salón para esperar a que viniera Kevin.
-¿Vas a salir? –me preguntó mi madre al verme bajar las
escaleras con una ropa diferente a la que vestía una hora antes.
-Sí, he quedado con Kevin para salir a tomar algo –le
anuncié.
-Está bien, pero no vuelvas muy tarde ¿vale?
-Vale mamá.
Me senté en el sofá para ver la televisión. No llevaba mucho
tiempo sentado cuando oí fuera un coche aparcar y la puerta del coche abrirse
para un segundo después cerrar de un portazo. Alguien llamó al timbre. Kevin
había llegado. Me levanté del sofá y me dirigí hacia la puerta principal blanca
de mi casa. Agarré el pomo de la puerta y lo giré para abrir la puerta y poder
recibir a mi invitado. Kevin lucía una bonita cazadora negra que le pegaba
mucho con esos vaqueros rotos de aspecto viejo y destartalado.
-¿Estás listo? –me preguntó.
-Sí espera, cojo las llaves y nos vamos –le dije sonriente.
Kevin se quedó en el descansillo de la puerta sin atreverse
a pasar. Lo invité a entrar pero prefirió quedarse ahí. Cogí las llaves de casa
y la cartera.
-Venga vamos –le dije volviendo a la puerta principal y
cerrándola tras de mí. Hizo un golpe sordo.
Avanzamos hacia el coche riendo y diciendo tonterías.
Entramos en el coche y nos acomodamos en nuestros respectivos asientos. Me di
cuenta de que Kevin había cambiado la tapicería de su coche.
-¿Dónde vamos? –le pregunté una vez que Kevin había
arrancado el coche.
-He quedado con Eric en el centro para dar una vuelta, quizá
vayamos al cine –me explicó mirando por el espejo retrovisor y dando marcha
atrás para poder salir del aparcamiento.- Viene Angie y unas amigas suyas,
espero que no os importe.
-No tranquilo –le dije sonriendo.
Kevin pegó un acelerón y la carretera desapareció bajo las
ruedas de su coche. Pasados unos quince minutos más o menos, ya nos habíamos
adentrado en el centro de la ciudad. Fuimos a la plaza donde habían quedado
todos y desde lejos vimos a Angie, que era la novia de mi amigo, y a otra chica
a su lado. Avanzamos hasta ellas y nos paramos al llegar.
-¡Hola! –saludó Kevin a las dos allí presentes.- ¿Y Eric?
-Eric me ha llamado al móvil y me ha dicho que al final no
podrá venir, que se ha puesto muy enfermo –nos dijo Angie.- Y a Charlotte le ha
surgido un problemilla y tampoco ha podido venir, un asunto familiar. Así que,
sólo estamos nosotros cuatro.
Charlotte. Supuse que ese nombre pertenecía a la chica que
allí se ausentaba, puesto que la que se hallaba frente a mí tenía un tatuaje
detrás de la oreja con una pequeña R mayúscula. Su nombre debía de empezar por
R.
-Charlie, esta es mi amiga Rake –nos presentó Angie.- Rake,
este es Charlie.
Nos dimos dos besos y Kevin me dio un codazo.
-Esta noche mojas… -me susurró al oído con una sonrisa
maliciosa en la cara.
Me quedé atónito ante aquellas palabras. No me había
percatado hasta ese momento, pero ahora lo veía todo más claro. Éramos cuatro
personas, dos de ellas eran pareja y las dos sobrantes éramos otras dos
personas de sexo opuesto, sin pareja… ¡Oh no! Aquello se había convertido en
una cita doble. ¡No quería citas! Ya sabía todo eso de que debía de pasar
página y tal, pero era demasiado pronto para mí, aún no estaba preparado. Y
aquella no era la mejor manera de olvidar a Lucy. No es que aquella chica no me
gustase, la verdad es que era una chica muy guapa y parecía simpática, pero me
negaba rotundamente.
-Bueno, ¡vamos! –me sobresaltó Kevin.- ¿Queréis ir al cine? Debemos
darnos prisa o nos perderemos la peli y entonces tendremos que esperar hasta la
siguiente sesión.
Kevin tomó a su novia de la mano y avanzaron hacia una calle
dejándonos a mí y a Rake detrás, intentando darnos intimidad. Aquella chica me
miró de arriba a abajo y sonrío. Al parecer le gustaba lo que veía… Tenía una
sonrisa intimidante, muy intimidante.
-Estoy segura de que hoy será una noche muy interesante… -me
dijo con un cierto tono sensual en su voz.
¿Estaba intentando provocarme? ¿En serio? Le sonreí
tímidamente. No quería herir los sentimientos de aquella chica ni dejarla en
ridículo delante de los demás. No estaba interesado en ella y quería hacérselo saber,
pero aunque la hubiera rechazado educadamente, probablemente se hubiera sentido
menospreciada. Así que tuve fingí lo mejor que pude. Tragué saliva e intenté
que las piernas no me flaquearan al andar.
¿Rake? ¿En serio? ¿Qué tipo de nombre es ese? Y un súper aplauso por la cita doble (que seguro que tenía ya planeada Kevin) JAJAJAAJJAAJAJAJAJAJAJAJA Love it! <3 SUBE MÁS *-*
ResponderEliminarP.D: Adoro como metes lo último que hemos estudiado en Economía XDDDD
Jajajajajajajajajajaja que ama eres! Y tía, no se... me estoy quedando sin ideas para los nombres ¿vale? Si es que esto de que haya tantos personajes no puede ser... jajajajaja
Eliminarjajajajaja ea ea, pobre Juanka... es que me lo tienen estresado, ya sueña con economia x)
EliminarMi amooooool! Te he premiado en mi blog :D Pásate a recogerlo y haces el cuestionario so tontoooo <3
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